jueves, 9 de septiembre de 2010

Tortilla de patatas

Pues quitando el principio... copio y pego la receta del otro blog, ya las iré poniendo. Es, sin lugar a dudas, mi comida favorita. Simple, que no fácil, y exquisa. Protagonista de cumpleaños, fiestas de amigos, barbacoas y bodas, bautizos y comuniones cuando todavía no nos habíamos vuelto locos. Mi hermano y yo nos peleamos por el trozo que queda para desayunar por la mañana y, es que es uno de las mejores maneras de empezar un día... con un zumo y un pedazo de tortilla... Por favor, no la toquéis, no le echéis ketchup ni mayonesa, respetad su originalidad. ¿Para qué vamos a añadir nada a la perfección. 

Necesitas
Patatas
Cebolla (más cantidad si necesitas que aguante más tiempo jugosa)
Aceite
Sal

Y se hace...
Lo primero es tener tiempo, no es difícil, pero es lento y lo segundo, es básico una buena sartén. Si se pega, se te arruina todo el trabajo en medio minuto y eso da muucho coraje.

Se parten las patatas en daditos y se corta la cebolla fina, en tiras, en dados, como quieras. Todo eso se sala. Si las patatas se fríen saladas hay posibilidad de que se peguen unas a otras, por eso si las haces fritas, es mejor echarle la sal después. En este caso, da lo mismo, pero salarlas al principio te dará una idea del punto que tienes que darle al huevo después.

Se deja el tiempo que haga falta, en aceite templado. Por ejemplo, mi vitro llega hasta el nueve y han estado al tres, hasta que se han quedado blanditas, que se aplasten sin problemas con la espátula. Se sacan y se dejan escurrir con un papel absorbente debajo, que las libere de todo el aceite que sobra.

Los huevos se baten bien. Esto parece una obviedad, pero si no están bien mezcladas clara y
yema y hay espumita, la tortilla no te va a subir. Salas al gusto, y lo mezclas todo bien. Tiene que haber más huevo que patata, bastante más. Si lo dejas un ratito, la patata chupa el huevo y se queda más jugosa, también puedes dejarla mojada en leche antes de mezclarla con el huevo.

Coges tu sartén favorita, a ser posible de teflón (qué grandísimo invento, habría que darle un Nobel) y echas un poco de aceite, lo extiendes con una servilleta o papel de cocina y cuando esté bien caliente, echas el huevo con la patata. Una

buena manera de saber si está listo, es dejar caer un hilo de huevo. Si se fríe inmediatamente, está caliente. Ahora es el momento de bajar un poco el fuego, porque la pared de la tortilla cuaja de inmediato y lo que nos interesa es que cuaje por dentro (a mí, al menos, porque no me gusta cruda). Si es muy gorda, un buen truco para que no se nos queme, es ponerle una tapa. De esta manera aceleras el proceso de cocción.

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