lunes, 11 de octubre de 2010

La clave está en el engollipe



Estos son los roscos que mi abuela hace para Navidad desde que recuerdo. Le he ayudado a hacerlos también desde que recuerdo y hasta que decidió ponerse en huelga en los momentos críticos para una abuela y, lo que es peor, nos convierte a los demás en esquiroles. Con otra presión añadida. Mi abuela tiene tres hijas a quienes le gusta cocinar y hacerlo mejor que otros de la familia. La genética tiene esas cosas y aquí entro yo, a competir también con los roscos en Navidad, las torrijas en semana santa, las gachas para los santos... Hasta en la paella de los sábados la tenemos que sustituir. Pero hoy, a lo nuestro, los roscos de Navidad. Esto es lo que hace un esquirol, invariablemente, cada puente de la Constitución o el fin de semana siguiente.



Hace falta
Huevos, con las claras a punto de nieve
Aceite deshumado, tres cucharadas por huevo
Azúcar, dos cucharadas por huevo
Gaseosa el Tigre (un sobre por huevo, sin disolver)
Levadura un sobre por docena
Maizena
Limón (piel rallada y zumo), uno o uno y medio por docena
Clavo, uno o dos
Canela
Harina, la que admita
Una pizca de sal
Una cáscara de naranja para deshumar el aceite

Y luego
Mezclar las yemas, la canela, el aceite (frío) y el zumo en un barreño. Añadir la ralladura y las claras a punto de nieve. Después, maizena, sal y levadura. Se remueve bien y se añade la gaseosa sin diluir. Además del sobre por huevo, le añado otro por cada media docena. Se va amasando, con la harina que vaya pidiendo la masa, (qué coraje me daba eso cuando me lo decían de chica y ahora resulta que es verdad) que no se pegue pero que tampoco se quede excesivamente dura. Luego se deja reposar una media hora con la masa cubierta por un paño. Se fríen los roscos hasta que se queden doraditos y se rebozan en azúcar y canela.

Deshumar el aceite
Esto es tan fácil como freír una cáscara de naranja en el aceite para quitarle el sabor a crudo. Ea, ya está.

Hacer los roscos
Se hacen bolitas pequeñas, más pequeñas que una pelota de golf, pero más grandes que una uva grande. Luego se pegan dos, y se hace un agujero en el medio que ensancháis con los dedos. Así quedan dobles y os engollipáis un poco más. Y esa es la clave para saber si los roscos están como tienen que estar:engollipan, igual que un buen flamenquín.

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