viernes, 17 de septiembre de 2010

Galletas caseras, por ejemplo... de chocolate

Y por ejemplo tiene un motivo. Es lo que más me ha gustado de esta receta de galletas, que son las que conocemos como cookies, que pueden hacerse de cualquier cosa porque la masa es completamente neutra. Es fácil y es rápido. Sobre la receta original, que encontré por internet en alguna parte, he dado un par de vueltas. Para empezar, le he añadido licor (en este caso de almendras, no por nada en especial, sino porque lo compré para un tiramisú y me ha sobrado mucho) y un chorrito de esencia de vainilla. 

Lo que hace falta (casi todo lo tienes en casa, seguro)

180 gramos de chocolate (de chocolate negro al ser posible)
250 gramos de harina 
100 gramos de mantequilla (en pomada, esto es muy importante)
200 gramos de azúcar
1 huevo
1 cucharada de esencia de vainilla
1 chorrito de amareto (ya te digo, lo que tengas)
1 cucharada de levadura

Y cómo se hace:
Lo primero, blanquear el azúcar. Esto es, montarla con la mantequilla en pomada (blanda pero no líquida) con ayuda de unas varillas. Añadimos el huevo y seguimos batiendo. Luego seguimos con la harina y la levadura. Llegará un punto que las varillas no nos sirvan y tengamos que tirar de lengua (espátula) o las mismas manitas. Por último, añadimos la vainilla y el amaretto. Ésa es la masa de las galletas. Ahora, decidir qué le añadimos. Puede ser nada o en este caso, chocolate picadito... También nueces, almendras, pasas... o ir mezclando, divertíos


jueves, 9 de septiembre de 2010

Chipirones marineros con arroz basmati

Es la primera prueba de chipirones que hago, así que supongo que iré cambiando y mejorando y ya lo iré contando por aquí. Pero con lo que llevan, malos no pueden estar. El problema, que no sé congelados como funcionarán porque el arroz no termina de congelar bien, así que he optado por uno con menos almidón, el basmati. No tengo ninguna prueba científica, la verdad, pero me da la sensación de que es precisamente el almidón el que peor se porta al congelarse. Por eso, digo yo, las patatas congelan tan mal y, sin embargo, la pasta -aunque pierde- tolera el proceso.


Lo que he usado


Cinco calamares enteros
Unas rodajas de sepia
Un puñadito de gambas de arroz
Un puñadito de almejas
Un poco de pulpo precocido que tenía en el congelador y no terminaba de darle uso
Una bolsa de arroz basmati
Cebolla
Puerro
Ajo
Cebolla Fresca
Sal


Y para la salsa...
Ajo
Puerro
Cebolla
Cebolla fresca
Tinta dos bolsas
Un poquito de vino




Y para hacerlo...
Lo primero -y es un coñazo- limpiar los calamares. Hay que sujetar las patas y metiendo un dedo dentro del cuerpo, tiramos para que salga todo lo posible. Limpiamos bien por dentro y lo dejamos hueco por completo. También le quitamos la piel oscura, que se tira. Separamos las aletas y las patas y las picamos finitas. Pelamos las gambas y con las cabezas y las patas hacemos un caldo, se pasa por la batidora y esto se cuela. Nos guardamos el caldo. Hervimos las almejas hasta que se abran y mezclamos ese caldo con el de las gambas. Eso es lo que se llama un fumé y nos puede servir de base para cualquier sopa, paella o salsa de pescado.


Sofreímos la verdura, despacio. La repartimos en dos mitades. En la que quede en la sartén pasamos picado muy finito, primero todo el calamar. Luego el pulpo y, finalmente, muy poquito, las gambas. Se ajusta de sal. Hervimos el arroz, lo colamos y lo mezclamos con el sofrito y el marisco. Eso va a ser el relleno. Y con eso, pues rellenamos los calamares, con una cucharita y con cuidado. Es importante no llenarlos en exceso porque los calamares van a disminuir de tamaño durante la cocción y nos pueden reventar. Se cierran con un palillo de dientes para que no se nos salga el relleno. Todo esto lo pasamos por harina, muy ligeramente, y lo pasamos por la sartén con aceite de oliva a fuego medio para sellar el calamar.


Para hacer la salsa
Cogemos el resto del sofrito y lo ponemos en la sartén. Añadimos el fumé y disolvemos la tinta. Se rectifica la sal, se añaden los calamares y se hierve. Hasta que queden blanditos, más o menos una media hora. Al final, le echamos las gambas que pelamos al principio.


Otras consideraciones:


Tortilla de patatas

Pues quitando el principio... copio y pego la receta del otro blog, ya las iré poniendo. Es, sin lugar a dudas, mi comida favorita. Simple, que no fácil, y exquisa. Protagonista de cumpleaños, fiestas de amigos, barbacoas y bodas, bautizos y comuniones cuando todavía no nos habíamos vuelto locos. Mi hermano y yo nos peleamos por el trozo que queda para desayunar por la mañana y, es que es uno de las mejores maneras de empezar un día... con un zumo y un pedazo de tortilla... Por favor, no la toquéis, no le echéis ketchup ni mayonesa, respetad su originalidad. ¿Para qué vamos a añadir nada a la perfección. 

Necesitas
Patatas
Cebolla (más cantidad si necesitas que aguante más tiempo jugosa)
Aceite
Sal

Y se hace...
Lo primero es tener tiempo, no es difícil, pero es lento y lo segundo, es básico una buena sartén. Si se pega, se te arruina todo el trabajo en medio minuto y eso da muucho coraje.

Se parten las patatas en daditos y se corta la cebolla fina, en tiras, en dados, como quieras. Todo eso se sala. Si las patatas se fríen saladas hay posibilidad de que se peguen unas a otras, por eso si las haces fritas, es mejor echarle la sal después. En este caso, da lo mismo, pero salarlas al principio te dará una idea del punto que tienes que darle al huevo después.

Se deja el tiempo que haga falta, en aceite templado. Por ejemplo, mi vitro llega hasta el nueve y han estado al tres, hasta que se han quedado blanditas, que se aplasten sin problemas con la espátula. Se sacan y se dejan escurrir con un papel absorbente debajo, que las libere de todo el aceite que sobra.

Los huevos se baten bien. Esto parece una obviedad, pero si no están bien mezcladas clara y
yema y hay espumita, la tortilla no te va a subir. Salas al gusto, y lo mezclas todo bien. Tiene que haber más huevo que patata, bastante más. Si lo dejas un ratito, la patata chupa el huevo y se queda más jugosa, también puedes dejarla mojada en leche antes de mezclarla con el huevo.

Coges tu sartén favorita, a ser posible de teflón (qué grandísimo invento, habría que darle un Nobel) y echas un poco de aceite, lo extiendes con una servilleta o papel de cocina y cuando esté bien caliente, echas el huevo con la patata. Una

buena manera de saber si está listo, es dejar caer un hilo de huevo. Si se fríe inmediatamente, está caliente. Ahora es el momento de bajar un poco el fuego, porque la pared de la tortilla cuaja de inmediato y lo que nos interesa es que cuaje por dentro (a mí, al menos, porque no me gusta cruda). Si es muy gorda, un buen truco para que no se nos queme, es ponerle una tapa. De esta manera aceleras el proceso de cocción.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Lo que yo te diga

Copio descaradamente el título de un programa de la Ser y, de camino, por lo visto, el de un compañero periodista de Sevilla. De ahí el subtítulo de -isa en la dirección. Y digo copio y no homenajeo ni plagio porque lo que yo te diga no me gusta para un blog o un programa que hable de cine. Lo que yo te diga será el nombre de mi bar cuando definitivamente le dé una patada a esto del periodismo -o el periodismo me deje tiempo para compaginarlo con un bar- o hundan definitivamente a radio televisión española. Me temo que al final no pasará ninguna de las dos primeras cosas (pero no descarto la tercera) y me jubilaré como lo que soy, una plumilla -todavía ilusionada ante cada nuevo reto- o como lo que seré: una plumilla cínica, escéptica, caótica e histérica. He visto suficientes esdrújulos de este tipo como para hacerme ilusiones. 


Pero a lo que iba. 
Lo que yo te diga me parece un gran nombre, pero para un bar. En su sentido gramaticalmente literal, no para pedir confianza, para subrayar un cotilleo, sino para demostrar autoridad. Yo cocino y esto es lo que hay; o como dice el refranero, siempre tan sabio, si te gusta lo comes y si no, lo dejas. Y punto. Vamos, que esto ya existe, se llama menú del día, pero a mí me gusta el puntillo déspota de la expresión. Una vuelta de tuerca al maltrato al cliente. Las operadoras telefónicas practican este sadismo con asiduidad, como marca de la casa, y les va bastante bien. Hoy me apetece cocinar esto y esto es lo que hay de comer. A lo mejor son tres postres. Ahhhhh, se siente..... Vente cenado de casa. He pensado incluso hacerle a mi bar un perfil en facebook para mantener al personal informado, tampoco soy movistar, coño. No es cuestión de putear por putear. Y como de momento lo de montar un bar lo veo complicadillo y mi propuesta de programa radiofónico de cocina no ha tenido mucho éxito, me abro una sucursal del primer blog y dedico este exclusivamente a la comida. Y voy a comenzar con un clasicazo, la tortilla de patatas. Sí, no es original y sí, me repito. Pero ah... lo que yo te diga.